Ámsterdam es uno de esos lugares que muchos asocian automáticamente con la marihuana, pero ¿sabías que técnicamente no es legal? La ciudad holandesa es famosa por sus coffeeshops, pero lo que realmente tiene es un modelo de ?tolerancia? bastante particular que mezcla legalidad, pragmatismo y cultura cannábica. Te contamos cómo funciona.
La política de tolerancia: ni legal ni ilegal
En los Países Bajos, la marihuana no es legal, pero el gobierno aplica una política llamada gedoogbeleid, que básicamente significa ?tolerancia controlada?. Esto permite que ciertos establecimientos ?los famosos coffeeshops? puedan vender cannabis en pequeñas cantidades sin ser perseguidos por la ley. ¿El objetivo? Reducir daños, mantener el consumo fuera del circuito criminal y diferenciar las drogas blandas de las duras.
¿Qué está permitido exactamente?
Los coffeeshops pueden vender hasta 5 gramos por persona por día. Está prohibido fumar en la vía pública, aunque en Ámsterdam muchas veces la policía hace la vista gorda si no molestás a nadie. Lo que sí está claro es que:
No se puede vender alcohol ni tabaco en los coffeeshops.
No pueden hacer publicidad.
No pueden venderle a menores de 18 años.
Y no pueden tener más de 500 gramos en stock.
El ?problema de la puerta trasera?
Uno de los temas más extraños es que, aunque está permitido vender marihuana al público, sigue siendo ilegal cultivarla o distribuirla al por mayor. Esto se llama el problema de la puerta trasera: el frente del local funciona legalmente, pero lo que pasa por atrás es un gris legal. ¿Cómo consiguen entonces la marihuana? De forma ilegal pero ?tolerada?. Medio absurdo, pero así funciona.
¿Qué pasa si quiero fumar en la calle?
En teoría, está prohibido. En la práctica, si lo hacés en una plaza sin molestar a nadie, lo más probable es que nadie te diga nada. Pero si estás cerca de escuelas, estaciones o áreas turísticas sensibles, puede que te multen o te llamen la atención. Siempre es mejor fumar en los coffeeshops, que tienen espacios habilitados.
¿Y si sos turista?
Hasta hace poco se rumoreaba que los turistas serían prohibidos de los coffeeshops, pero Ámsterdam decidió no aplicar esa restricción. Aún podés entrar, comprar y consumir, siempre con respeto y sin pasarte. Eso sí, algunas otras ciudades de los Países Bajos sí limitan el acceso a residentes.
Un modelo que está cambiando
En los últimos años, Ámsterdam viene replanteando su política. Con la llegada masiva de turistas buscando ?la experiencia cannabis?, algunos barrios están saturados y el gobierno busca regular mejor. Se habla de limitar nuevos coffeeshops, promover el turismo cultural y hasta de hacer pruebas con productores legales para resolver el tema de la ?puerta trasera?.
¿Y qué podemos aprender desde este lado del mundo?
El modelo holandés no es perfecto, pero enseña algo: se puede abordar el consumo desde la responsabilidad, la información y el respeto. Sin criminalizar, sin esconder, pero también sin romantizarlo. Y eso está muy alineado con lo que creemos en Natural Rasta: libertad sí, pero con conciencia.
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