Pinnacle: el origen de una comunidad libre
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Cuando hablamos del movimiento rastafari, solemos pensar en dreadlocks, reggae y resistencia. Pero detrás de esos símbolos hay una historia real, de carne y hueso. Una historia que empieza en un lugar llamado Pinnacle.


¿Qué fue Pinnacle?

Pinnacle fue la primera comunidad rastafari organizada del mundo. Fundada en la década de 1940 en las montañas de Jamaica, fue el sueño hecho realidad de Leonard Howell, considerado uno de los padres del movimiento rastafari. Pero más que un asentamiento, Pinnacle fue un acto de rebeldía pacífica: un espacio donde cientos de personas negras se alejaron del sistema colonial británico para vivir según sus propios valores, en armonía con la tierra, la espiritualidad y la libertad.

Vivir en comunidad, vivir con propósito

Pinnacle no era una comuna hippie ni una fantasía utópica. Era tierra cultivada, trabajo colectivo, conciencia política y autonomía. Allí se producía comida, se cultivaba ganja como planta sagrada y se practicaba un estilo de vida sobrio y natural, alejado del consumo y del control del "Babylon" (el sistema opresor, en la jerga rasta).

Era un lugar donde la identidad negra se celebraba, no se ocultaba. Donde no se pedía permiso para existir con orgullo. Donde la espiritualidad no se imponía desde arriba, sino que brotaba desde la raíz.

¿Qué pasó con Pinnacle?

Como toda experiencia revolucionaria, Pinnacle fue vista como una amenaza por el poder. La policía británica y jamaiquina la invadió varias veces, arrestó a sus habitantes, destruyó cultivos, y en 1958 fue desalojada definitivamente. Pero no la pudieron borrar. Porque lo que nació en esa montaña se expandió por todo el mundo.

De sus cenizas surgieron las bases del rastafarismo tal como lo conocemos hoy: el uso espiritual del cannabis, el respeto por la naturaleza, el retorno simbólico a África, la lucha contra la opresión y la construcción de una identidad afrodescendiente sin vergüenza.

¿Por qué importa hoy?

Porque en un mundo que cada vez nos quiere más apurados, más consumistas y más desconectados, la experiencia de Pinnacle nos recuerda que existe otra forma de vivir. Más consciente, más colectiva, más libre.

Desde Natural Rasta no vendemos rastafarismo. Lo honramos. Y parte de eso es recordar sus raíces. Porque sin Pinnacle, sin Howell y sin esa comunidad valiente que eligió otro camino, muchos de nosotros no estaríamos donde estamos hoy.

Pinnacle fue el primer fuego. Y ese fuego sigue ardiendo.

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11 de Junio, 2025

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