Cómo el Liberalismo de los 80 Cooptó a la Juventud con una Ilusión de Libertad Financiera
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Estados Unidos, años 80. Una nueva promesa comenzaba a circular entre la juventud: libertad total a través del éxito económico individual. Impulsado por el auge del neoliberalismo bajo el mandato de Ronald Reagan, este nuevo paradigma vendía una idea seductora: si trabajabas lo suficiente, si invertías bien, si te convertías en tu propio jefe, ibas a ser verdaderamente libre. Pero con el tiempo, esa promesa mostró su verdadera cara: una burbuja ideológica que terminó beneficiando a unos pocos y dejando a muchos atrapados.


Con la cultura pop como aliada ?películas, videoclips, publicidades y manuales de autoayuda?, se instaló un modelo aspiracional centrado en el yuppie, ese joven profesional urbano que hacía del dinero y la eficiencia su identidad. La juventud fue el blanco perfecto: se les ofreció un relato de autosuperación y éxito personal que disfrazaba la concentración de poder en manos de grandes corporaciones y élites financieras.

Lo que se presentó como libertad terminó siendo una sofisticada forma de control. La desregulación financiera, la caída de los sindicatos, y la glorificación del emprendimiento individual crearon un escenario donde la competencia reemplazó a la comunidad, y el consumo pasó a ocupar el lugar de los ideales.

Décadas después, las consecuencias son visibles: desigualdad estructural, precarización laboral, endeudamiento crónico y una generación que creció creyendo que el fracaso era siempre culpa del individuo, nunca del sistema.

En el presente, con nuevas crisis económicas y sociales en puerta, muchos vuelven la mirada hacia esa década dorada del libre mercado y se preguntan: ¿qué tan libre era esa libertad?

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28 de Mayo, 2025

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